Mercedes Guzmán
Santiago.-La disgrafía o trastorno de la escritura es la dificultad para la expresión escrita. Es una inhabilidad para traducir los pensamientos en símbolos y sonidos. Esta alteración de igual manera supone el control deficiente muscular utilizado para codificar letras y palabras.
La Psicóloga Clínica- Especialista en Terapia de Aprendizaje, Yubelkis De León, del Instituto de Servicios Psicológicos Educativos y Sociales (Iseps), de los Cerros de Gurabo, explica que los niños disgráficos, generalmente tienen una imagen mental de lo que quieren escribir, pero les resulta imposible recordar como se escribe ciertos símbolos, su letra es pobre y tiende a evitarla, por esto se le dificulta realizar actividades que implican la escritura.
Entre las características que identifican a un niño disgráfico cita: dificultad de trazar las letras con la orientación correcta, mezcla diferentes tipos de letras (script, mayúscula y cursiva), no respeta los márgenes, trabaja desordenadamente, borra con frecuencia, escribe con lentitud, agarra el lápiz inadecuadamente y tensión muscular excesiva en la mano y el brazo.
Entre las causas se citan cinco grandes grupos, como son: Causas de tipo madurativo, caracteriales, pedagógicas, pseudodisgráfica y mixtas.
El tipo madurativo es responsable de al menos 50 por ciento de los casos, corresponden a los trastornos de la psicomotricidad, en cuanto a lascaracteriales, éstas son provocadas por conflictos emocionales intensos y tensiones psicológicas que desencadenan trastornos de conducta como inadaptación, timidez, aislamiento, celos, comportamientos disruptivos.
Las causas pedagógicas están relacionadas a una inadecuada enseñanza de la escritura a los zurdos y la deficiente adquisición de destrezas motoras, las causas pseudográficas se deben a trastornos perceptivos: audición, hipoacusia, dificultades en la visión.
Como indica su nombre, las causas mixtas reúnen a todas las anteriores de manera conjunta, se manifiesta con sudoración de la palma de las manos, sujeción inestable del lapicero, mala coordinación de los movimientos, lentitud en su ejecución y otros.
“El diagnóstico consiste en precisar el grado de alteraciones y puntualizar el tipo y frecuencia del error del grafico. Para este procedimiento se necesitará corregir diariamente las producciones del niño, destacando las fallas para reeducar con la ejercitación adecuada. De forma individual”, expresa la especialista.
La licenciada Yubelkis de León recomienda tres actividades para desarrollar en el niño disgráfico, algunas de las cuales se pueden trabajar fácilmente en la casa con el apoyo de los padres:
La primera es la caligrafía, destinadas al aprendizaje de las letras, al ligado y a la regularidad de la escritura, en otras palabras, a lograr una escritura rápida y legible. Por ejemplo: pedir al niño que haga una serie de ejercicios en un cuaderno de caligrafía, muchas veces estos ejercicios ya vienen hechos en algunos cuadernos y basta con motivar al niño a desarrollarlos.
La segundas es la pintura, cuyo objetivo es desarrollar el agrado por la actividad gráfica y favorecer el hábito de una postura adecuada, la fluidez y distensión del movimiento motor. Por ejemplo: pedir al niño que haga un dibujo.
Consisten en modelar con plasticina o rellenar un dibujo, todo lo cual contribuye a la coordinación visomotora.
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