Toda decisión lleva desvelos y riesgos, y más cuando se trata de un tema que envuelve tantos intereses, en este caso el permiso para una explotación minera tan cuestionada. Los que abogan por la explotación de Loma Miranda enarbolan la bandera de que los recursos generados por la misma disminuirá la pobreza de la zona. Pero tenemos la experiencia
de explotaciones similares en donde los habitantes de esos pueblos siguen envueltos en el polvo de la miseria.
En lo relativo a Loma Miranda, al presidente Danilo Medina le ha tocado escuchar y evaluar pacientemente decenas de propuestas a favor y en contra de la explotación de este recurso natural. Sabemos que hay presiones tan fuertes como las últimas lluvias de mayo que han empapado el suelo patrio.
Pero el pueblo dominicano tiene la confianza y la esperanza de que el Gobierno no permitirá que Loma Miranda sea destruida, porque hasta el momento, el primer Mandatario va dando muestra de sensatez, cordura, prudencia y defensa de los bienes del pueblo, elementos esenciales en un estadista y que le han hecho merecedor de una envidiable aprobación de su gestión por parte de la ciudadanía.
Por eso esperamos que su decisión sea declarar a Loma Miranda como un Parque Nacional. Las razones han sido expuestas en foros, seminarios, encuentros científicos y otros espacios en donde se ha debatido hasta la saciedad la importancia de preservar esa fuente de vida ecológica.
Dar un nuevo compás de espera, nombrando nuevas comisiones para estudiar lo mismo, crea desesperación, alejando la decisión final, a la vez que alimenta dudas y suspicacias.
Mirando a Miranda sólo la concebimos como Parque Nacional.
Editorial de "Camino", órgano oficial de la Iglesia Católica, para este domingo próximo
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